jueves, 14 de enero de 2016

Riviera Maya (Cancún-Playa del Carmen-Tulum-Holbox-Isla Mujeres)

Irnos de Cuba no fue lindo ni fácil. 

Llegar a México menos. 

Una vez que aterrizamos y llegamos al mostrador de migraciones nos retuvieron unas 3 horas. Primero hacerle entender a una primer persona y luego a otra nuestra modalidad de viaje, que por eso no teníamos ni vuelo de regreso ni reserva alguna. Que no veníamos a trabajar a su país, que somos profesionales y que teníamos los fondos suficientes (?). 

En fin, después de todo ese feliz momento, nos dejaron entrar. 

La primera noche teníamos un couch que por problemas personales se nos cayó, por lo que pasamos la primera noche en un hostel. 

Se ve que para compensar todo el mal trago de la recibida el universo compensó y nos permitió colarnos en un all inclusive toda la tarde del día siguiente. Comida y bebida gratis, hasta que allá por la tardecita saltaba la ficha y teníamos que emprender la retirada. 

Tarde de all inclusive (free)


Ya de regreso por nuestras cosas, nos mudábamos a unas pocas cuadras a la casa de Ángel. Un chico mexicano que nos recibía por unos días mientras empezábamos a hacer tiempo para los tan esperados reencuentros. 

Allí pasamos unos días de playa más, tranquilos sin salir mucho. Foto típica de Cancún, un mar increíble en Playa Delfines 


Cancún

Playa Delfines

Aún nos tenía tristes haber dejado Cuba. El cambio era demasiado brusco, y nos costaría unos días más de los pensados aceptar el nuevo destino. Así también se reflejaba en la falta de motivación y abandono que sufría mi cámara fotográfica. 

Nos movíamos a Playa del Carmen. Una, en nuestra opinión, de las grandes mentiras del caribe entero. Al menos así lo sentimos durante nuestra estadía solos. (Aclaro de antemano, no es de desagradecido ni mucho menos) Playas lindas, pero no increíbles. Un ambiente para nada bohemio (cómo así nos habían comentado). Un lugar construido para el turismo, principalmente gringo, de alto consumo. Fiesta que prometía más de lo que era en realidad. 

Pero como siempre, lo más importante es la gente que uno conoce y se empieza a cruzar. En Playa batimos un nuevo record personal, tres couch en la misma ciudad. Primero en lo de Jorge, luego en lo de Rita (una genia, doctora en filosofía, fotógrafa, mitad dominicana mitad gringa) y por último nuestra “mamacita” Larisa (a la cual llegábamos por medio de Yuri, nuestro amigo cubano). También pasamos, en el medio, unos días en un hostal, donde conocimos y compartimos con mucha gente nueva (cómo el cordobés que luego pasaría a formar parte del plantel) y vieja también (cómo las chicas de Eslovenia con la que habíamos estado juntos en Cuba). 

Y de repente nuestra estadía cambiaba. Llegaba el Rober (hermano del Chelo y patrocinador oficial de nuestro viaje) junto a 2 personajes de otro planeta, el Sar y el Seba. Por ello volvíamos a Cancún, a pasar una semana con ellos. 

1er Reencuentro. Al fondo: Sar y Yo. Abajo: Chelito, Seba y Rober versión Mx


Ya con ellos, comenzamos a recorrer un poco más. 

Uno de los primeros lugares a los que fuimos fueron las ruinas de Tulum. Una ciudad Maya, amurallada, frente al Mar Caribe. Un contraste entre historia, energía al estilo Machu Pichu, y un mar turquesa de fondo. 

Tulum I

Tulum II

Tulum III


El resto del día transcurriría en Playa Paraíso. Birra y refrescada mediante, mientras otros se colgaban de palmeras. 

Playa Paraíso I

Playa Paraíso II

Ya se acortaba la semana, y entre tanto cruzábamos por primera vez a Isla Mujeres. Una isla paradisíaca, a nuestro gusto, pintoresca y con mucha onda. Donde los Mayas adoraban a Ixchel, diosa de la Luna, el amor y la fertilidad. Allí hicimos un excelente snorkel en medio de arrecifes y peces de todos colores. Ya entrada la noche, pasado el atardecer, y luego de cenar y tomar algo, tendríamos que haber tomado el ferry de vuelta. Pero no fue así, nos quedamos algunos, a pasar la noche en la isla, para volver por la mañana bien temprano. Claro, después de haber estado en un bar en la playa toda la noche. 

Buscando a Nemo

Lugar de snorkel

Atardecer en Isla Mujeres

Antes de la partida de estos locos lindos, llegaba mi primer refuerzo. Tincho, mi hermano. Caía parado, había lugar para él donde estábamos todos.

2do Reencuentro. El Tincho

El resto de los días junto a esta linda banda pasaban en la playa del hotel, jugando al beach voley, comiendo por ahí, entre mates, birras, guitarreada, y demás. 

Una de las semanas más divertidas y confortables que tuvimos. 

Pero ellos volvían a casa y nosotros donde Ángel, unos días más, mientras esperábamos a Rodri y Nachito. 

Hasta que el día del reencuentro llegó. Una sensación más que linda, reconfortante. Tener, aunque sea en parte, a los amigos de siempre, a mi hermano y a mi hermano del alma, juntos. 

Mientras había sol (si es que así podemos decir, porque fueron bastante nublados) la pasábamos en el hotel de los chicos, aprovechando de los beneficios de que alguien pague el all inclusive. Por la noche, la cosa se ponía más intensa. Hasta entonces, en todos estos meses, habíamos salido, bailado y reído tanto. 

3er Reencuentro. Los pibes. Nachito, Tincho, Yo y Rodri


Y la navidad llegaba. Una distinta. Una lejos, pero por decisión propia. Con gente nueva, y con los que eligieron (y pudieron) acompañarnos. 

Ya dejando atrás Cancún, llegábamos el mismo 24 a Playa del Carmen. La noche buena transcurría entretenida, entre comida y bebidas. La recibimos 2 horas después que en casa, lo que facilitaba los saludos a los que estaban lejos. Si bien a nuestras 00 horas, nos llamó la atención los pocos fuegos de artificio, no fue motivo para no brindar ni dejar de pasarla bien. Lo que siguió? Cómo cualquier otra navidad, con la diferencia de hacerlo en el Caribe. 

Navidad Mexican Style

Esperando a Papa Noel

Para recuperarnos y poder descansar unos días fuimos de camping a Holbox. Una islita al norte de Cancún, muy tranquila. Un pueblito de artesanos, que no sobrepasa los 2mil habitantes. Donde nuestra casa se convertía en la misma playa y nuestro jardín el mar. Días de relajo y conexión. 

Artesanías I

Bares de Holbox

Atardecer en Holbox

Luna y mar

En el muelle con los pibes

Viejas amigas de Italia


Con las energías recargadas, volvíamos a Playa. Pero esta vez para hacer un poco más de turismo. Visitamos el cenote Suytun, Chichen Itza, y un pueblito llamado Valladolid. 

Sin dudas el plato fuerte de todo esto era Chichen Itza. Un Patrimonio de la Humanidad y una de las nuevas maravillas del mundo moderno. Un lugar mágico, con mucha energía, que escapa a la comprensión de nuestras cabezas. 

Una ciudad que no sólo incluía la pirámide, sino también templos, cenotes, juego de pelota, entre otros. 

Un lugar que, quien ande por ahí, no debiera dejar de visitar. 

Cenote Suytun

Risa y Reflejos

Chichen Itza I

Chichen Itza II

Chichen Itza III

Templo de los guerreros (Chac Mol)

Los banda en Chichen

Atrapasueños

Calendario Maya

Capilla Virgen de Guadalupe

Los últimos días de los muchachos volvíamos a Cancún. A despedirse del mejor mar y, por qué no, festejar juntos las últimas noches. A ellos, mis amigos, que pudieron hacerme el aguante, aunque sea por unos días, en esta locura:

Gracias por la visita y por querer compartir esto juntos! Son un fierro viejo, los quiero! 

Congueando

Hasta pronto amigos!

Cocinándoles después de meses 


Pero todavía nos quedaban dos acompañantes de lujo, el Tincho y el Cordobés. Nos fuimos de nuevo rumbo a Isla Mujeres. A despedir el año, a recibir uno nuevo, donde el sol entra por primera vez en todo México. 

Recorrimos la isla en carrito de golf, disfrutamos la playa, de las burbujas en el aire, de dos arcoíris a la vez. 

Arcoíris x2 

Burbujas en el cielo

Playa Norte - Isla Mujeres

Punta Sur - Isla Mujeres

Recorriendo la Isla 

En el carrito


Pero cada vez faltaba menos, y uno empieza a repasar el año (genial) que tuvo: 

Se va yendo. Ultimas horas de este, particular, gran año. 
Comenzó viajando (poquito), termina viajando (un poquito más). Y no está nada mal.
Me considero una persona agradecida con la vida. Mucho más después este viaje.
Haber alcanzado todos los objetivos anteriores no se comparan con hacer lo que uno más quiere. Ser libre.
Un año que fueron dos. Un año con los de siempre. Un año con los nuevos.
Gracias a todos.
Esto no hubiese sido, ni por poco, lo mismo sin ustedes.
Gracias a todos.
No tiene mucho sentido que los nombre a todos. Ustedes saben y yo sé.
Gracias a todos.
Esta noche brindaremos juntos, para que sigamos (al menos intentando) ser felices, que al fin y al cabo es lo único que importa.
Los extraño y los quiero.
Espero encontrarnos pronto.
Les deseo lo mejor. 

Chin chin y la puta que lo parió! 

Casi recuperados de la noche anterior, emprendíamos el retorno. Uno a casa, otro a Playa del Carmen, y de nuevo, como al principio, nosotros dos solos. Con muchísima pena dejamos atrás la isla (creo que tenemos cierta adicción a las islas). 

Y volvíamos al ruedo, a movernos, al camino. Después de más de un mes, levantábamos anclas para seguir. 

Próximo destino, estado de Chiapas.