Primer destino completo con nuestros amigos catalanes.
Llegamos a La Caldera, un pueblito costero
pequeño y súper tranquilo. Teníamos una recomendación gracias a un contacto de
los chicos y conseguimos hostel “barato”.
Nos presentan a Margarita, la dueña del hostel
evangelista cumbiero. Sí, mensajes y figuras religiosas por doquier, sumado a
las tardes de cumbia que musicalizaba el marido de Margarita, hicieron de esta
una estadía particular.
En sí no había mucho para hacer en el pueblo,
con una tarde fue suficiente para conocer la playita (muy linda) y la plaza
central.
Pero era una parada necesaria para poder ir
hasta Bahía Inglesa.
Hicimos dedo y viejo marinero nos levantó a
los 4 y nos llevó a esta bahía increíble. Una lástima que nos haya tocado frio y
cielo gris, porque la playa es más que recomendable. Agua transparente, arena
blanca, daban ganas de quedarse unos cuantos días. Pero no estaba en el
presupuesto por lo que, luego de una chorrillada (una suerte de revuelto
gramajo con lomo y demás verduritas), pegamos la vuelta a La Caldera, esta vez
caminando unos 10 km.
Habiendo preparado y comido la cena (sanguchitos
de jamón y queso con vino tinto) nos vamos a tomar el bondi.
Próximo destino, San Pedro de Atacama.
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