Después de haber hecho transbordo en Ambato y
tomar el segundo colectivo del día, llegamos ya casi de noche a Baños.
Esta vez no teníamos couch, pero si nos habían
pasado el dato de un hostel que andaba en busca de voluntarios para realizar
algunos trabajos a cambio de comida y hospedaje. Y allá fuimos. Nos
presentamos, previamente habiéndonos contactado, y cerramos el “contrato”. Una
semana, 4 horas por día a cambio de desayuno, almuerzo y cama.
Los primeros dos días serían lijar y preparar
unas paredes de un hostel que la firma estaba próximo a inaugurar. El team: el
Chelo, el negrito Gaby y yo. Al negrito lo conocimos ni bien llegamos, era
nuestro compañero de cuarto. Un personaje divino, nacido en Ecuador y criado en
España. En dos días demostró ser una gran persona, humilde, sensible, un crack.
El tercer día de trabajo fue el más duro, pasamos
a albañiles. Terminamos una escalera de material e hicimos los pilotines para
un futuro quincho. Resultado del día de trabajo: exitoso. Esta vez el team
argento puro: Chelo, el Edu (de Mendoza, gallina, subió el Aconcagua así que
ahora es un ídolo nuestro), el Lipo (de Córdoba, encargado del hostel)
El resto de los días nos ascendieron por falta
de voluntarios y pasamos a estar en la recepción del hostel en los turnos
tardecita y noche. Mucho más sencillo; ordenar el living, sacar las toallas
limpias y doblarlas.
Vale mencionar a los compañeros de
voluntariado:
-con los que también nos hicimos amigos, los
chilenos (la) Ale y (el) Ale. Con ellos pasamos a compartir las comidas, ratos
libres, paseos, charlas, y demás. 2 cracks más para agregar a la lista.
-Pau: de Bahía Blanca, gallina, un aparato;
cuidaba a Ivana, la hija más chiquita de la dueña del hostel.
-Diego, el mexicano hombre de negocios que
logró salir del sistema. Un genio.
En fin, respecto al voluntariado y nuestra
estadía en el hostel creo que es todo lo que hay para contar. Más que
agradecidos a la Vale, dueña del hostel, con la que siempre tuvimos la mejor
onda.
Entonces luego de trabajar lo que nos
correspondía cada día, teníamos nuestro merecido descanso, en el que siempre
intentábamos conocer algo nuevo.
Pailón del
Diablo: el primer día alquilamos unas bicicletas y nos fuimos hasta esta cascada,
considerada uno de los 10 saltos de agua más impresionantes del planeta, a unos
20 kms desde Baños. Tiene una altura de 80 metros aproximadamente. Ni bien
llegamos se largó a llover pero gracias a unas personas que ya se iban y nos
regalaron sus impermeables pudimos cubrirnos (aunque sea por un rato). Nos
paseamos por los balcones, incluso llegando al último donde ya no había manera
de cubrirse del agua de la cascada. Desde estos balcones nos quedamos
observando las formas que se armaban del choque del agua contra las rocas y del
agua contra el agua misma, algo maravilloso. También subimos por la grieta del
cielo, un pasadizo entre la roca que en su fin desemboca detrás de la cascada.
Algo imponente que de verdad nos dio mucha impresión. Para finalizar este paseo
cruzamos por el puente colgante y vimos el paisaje desde una nueva perspectiva.
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Sugerencia antes de entrar |
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Pailón del Diablo I |
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Pailón del Diablo II |
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Pailón del Diablo III |
Columpio del fin
del Mundo: a 2600 msnm y con la mejor vista del volcán Tungurahua se encuentra una
casa del árbol bastante peculiar. Tiene 2 columpios que dan sobre el
precipicio. La vista es hermosa, y tuvimos la suerte de que el cielo se
despejara para poder ver al volcán tirando cenizas. Nos hamacamos un buen rato
aprovechando que no había tanta gente y luego tomamos unos mates con dos chicas
argentinas que nos cruzamos allí y nos invitaron con la mejor onda (Clari y
Stefi)
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Volcán Tungurahua en actividad |
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Columpio + Chelo + Tungurahua |
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Columpio + Ger + Tungurahua |
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Mate frente al Tungurahua |
Puente San
Francisco: con 120 metros de altura, desde allí se tiene una visión más que
interesante con el río Pastaza debajo. En este puente practican “Puenting” y
debo admitir que en esta ocasión no me dieron los huevitos para saltar. Me fui más que
enojado conmigo mismo, pero uno debe conocer de sus límites. Quizás no
fue ese el tiempo y el lugar, y más adelante pueda intentarlo en otro destino
distinto.
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Río Pastaza desde Puente San Francisco |
Cascada Agoyán: para seguir conociendo, y
a modo de premio consuelo por no haber saltado del puente, fuimos en camión
(uno de las pocas veces que resultó hacer dedo) hasta esta cascada para hacer
canopy. Fueron unos pocos segundos en los que por primera vez sentí esa
sensación de volar, al pasar de un lado a otro a unos 60 mts del suelo.
Simplemente maravilloso.
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Cascada Agoyán |
Mirador de la
Virgen: subiendo y
atravesando el cementerio se llega a este mirador donde se encuentra una
escultura de la Virgen de Agua Santa de unos 34 ms. El mayor atractivo es la
vista panorámica de la ciudad.
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Baños |
Cascada de la
Virgen: a una cuadra del hostel se encontraba esta cascada, cuyo ruido era
nuestra música de ambiente todo el día y toda la noche. Fuimos a conocerla cara
a cara uno de los últimos días en los que nos encontrábamos por esos pagos.
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Cascada de la Virgen |
Baños fue entonces un lugar del que nos
llevamos muchas caras nuevas y de las buenas, y un lugar con una fuerte
conexión con la naturaleza y cargada de aventuras. Pasamos una semana más que
buena, donde cargamos muchas energías para seguir.
Una linda familia nos esperaba en nuestro
próximo destino, el Oriente, la selva ecuatoriana.