Llegar a Ecuador nos llevó unas horas más de las que pensábamos. Debíamos pasar por el paso fronterizo, trámite que no duraría, en teoría, más de 15 minutos.
Creo que batimos un nuevo record mundial ya que estuvimos en la frontera unas 6 horas. Un caso atípico, un contingente de colectivos repletos de seguidores de alguna religión provocaron un cuello de botella más que considerable. Sumado a la “buena” predisposición de los empleados del lugar hicieron que esto se transformara en algo insoportable.
Siendo las 7.30 y después de cada uno de nosotros tuviese su percance con los empleados de la aduana, logramos subir de nuevo al colectivo rumbo a Cuenca, en el cual no lograríamos descansar demasiado resultado de la combinación de curvas y contracurvas del camino y la prisa del chofer por llegar a destino.
Allí nos esperaba Lis, una estudiante de odontología que con sus compañeros de casa (Xaviera y Juan) nos recibían en lo que era su primera experiencia en Cs.
Un dato importante es que no éramos los únicos huéspedes, también había llegado el Tano Stef, un personaje que requeriría un capítulo aparte. Nos deleitó con sus recetas imaginarias, nos enseñó un poco más de historia (ya que esta era su profesión) y supo ser un gran compañero.
Respecto a la ciudad, Cuenca es super lindo. Estilo colonial, ritmo de vida muy tranquilo, gente muy amable, un paisaje serrano hermoso.
Después de llegar e instalarnos en la casa de Lis, caminamos por la ciudad y almorzamos comidas típicas ecuatorianas a base de plátanos: tigrillos, empanadas de verde y bolones con chicharrón (muy sabrosas y contundentes). Ya con la panza llena fuimos a conocer el Museo Pumapungo y de esta manera aprender un poquito más sobre las costumbres y etnias del Ecuador. En ese transcurso conocemos el trayecto de los 4 ríos y el Puente Roto.
Al día siguiente debía realizar una visita médica al dentista por lo que no pudimos alejarnos mucho de la ciudad. Durante la mañana recorrimos un poco el centro y subimos a la terraza de la catedral. Foto
En la tarde, tras ser atendido, y aprovechando que estábamos ya cerca, fuimos hasta el mirador del Turi para tener un panorama desde arriba de todo Cuenta.
Catedral de Cuenca |
Vista desde la terraza de la Catedral |
Vista desde el Mirador del Turi |
Tercer día en Cuenca salimos la banda entera para llegar a la Laguna de Busa, en San Fernando. Un lugar muy lindo, pacífico, ideal para comer un asadito ( de esos que hace casi 2 meses no probamos). Recorrimos el lugar, tomamos unas buenas fotos y retomamos para volver a la casa y tomar unas buenas chelitas.
Argentina, Ecuador, Italia, Perú en la Laguna de Busa |
Laguna de Busa I |
Laguna de Busa II |
Nos volvimos a encontrar con Ron que seguía en sus vacaciones. Salimos a cenar junto con el tanito y luego a tomar algo por la Calle Larga (lugar de bares y boliches de Cuenca). Eso sí, hasta temprano. A las 12 de la noche por ley cierran todos los lugares. Según nos comentaban, esta ley se sancionó dado que los cuencanos tuvieron varios problemas de alcohol, y hasta llegó a ser considerada una de las ciudades más alcohólicas de Sudamérica.
Último día en Cuenca, sábado de lluvia, matecitos y partido de Boca-Gimnasia gracias a la TV pública on line. Sábado bien dominguero, al mejor estilo argento.
Nos despedimos bien temprano de los chicos y Cuenca, esa ciudad que supo tratarnos más que bien, y que sin dudas es un gran lugar para vivir. Más que recomendada a todos.
El domingo sería un día de rutas para llegar a nuestro próximo destino, Baños.
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