Habíamos dejado Baños con una llovizna
macanuda, pero después de unas 3 o 4 horas y habiendo arribado al Oriente
Ecuatoriano (lo que nosotros llamamos selva) el clima se tornó bastante más
pesado y caluroso, casi agobiante.
Caminamos hasta la plaza del pueblo que
parecía no tener más de unas 15 cuadras de largo y avisamos a los chicos que
nos estaban esperando. Minutos más tarde nos pasaban a buscar en su “jeep”
blanco Jananine y su hermano Abel, a quien no demoramos en re-bautizar “el
fideo” (por su parecido a Di María).
Llegamos a la casa, dejamos las mochilas tiradas y enseguida divisamos un gran árbol. Nuestro árbol, donde se encontraba construida una casa a unos 17 metros de altura. Si bien Jani ya nos había advertido de esto, no dejaba de sorprendernos. Sabíamos que esta anécdota quedaría para la historia. Recorrimos el resto de la casa; tenían plantaciones de frutas, un temascal que se utilizaba todos los fines de mes (con piedras traídas directamente del Tungurahua) y hasta un ovnipuerto.
Casa del Árbol |
*Agradezo al chelo su cortesía del video.
El resto de nuestro primer día sería
tranquilo, unas compras para la cena de la noche, birrita y competencia de
jenga, donde los resultados no acompañarían al chelo.
Tras haber amanecido por primera vez arriba de
un árbol, desayunado y demás, emprendimos nuestra primera incursión a la selva.
Visitamos La Laguna Azul.
Laguna Azul I |
Laguna Azul II |
Nos metimos, aunque unos pocos metros en relación a su totalidad, en Los Llanganates, un lugar que
impresionaba por su belleza, su densidad, su humedad, su energía. Según cuenta
la leyenda es en esta parte del oriente donde el último Inca, Atahualpa,
escondió su tesoro (de incalculable valor y cantidad de oro) de los españoles.
Lo que sí se sabe es que mucha gente se ha perdido allí dentro y nunca salió,
en ambiciosas expediciones con el objetivo de encontrarlo.
Los Llanganates |
Después de haber estado en algunas de las
cascadas que componen esta laguna caminamos a la orilla del Río Jatunyacu, donde se encuentran
enormes rocas volcánicas que adornan el paisaje, haciéndolo único. Estas se
formaron después de que el Cotopaxi (volcán actualmente activo) erupcionara
ciento de años atrás.
Río Jatunyacu |
Atardecer en la selva |
Jani y Chelo jugando |
Lluvia y sol en la selva |
Ya de vuelta en la casa, cocinamos unas pizzas
con unos amigos de los chicos y dimos por finalizado este día selvático.
Nuevo día, en el cual ayudamos al fideo a
construir un gallinero para su nuevo emprendimiento de cría de pollos criollos.
Por la tarde un nuevo atractivo de la selva aguardaba. Marchamos hacía Puerto Misahuallí, donde a orillas del Río Napo estaba lleno de monos capuchinos.
La gente del lugar nos advirtió que tengamos mucho cuidado con las cosas que
teníamos en la mano ya que los monitos sabían subirse y robarlas o romperlas.
Monito I |
Monito II |
Monitos |
Por suerte no pasó nada de eso y pudimos seguir sin problemas para adentrarnos
un poco más en la selva y conocer uno de los ceibos más grandes del Ecuador (nosotros creemos que tranquilamente
puede serlo de toda América).
Un árbol milenario, el cual su presencia intimidaba, denotaba sabiduría y
experiencia. Tocarlo era como abrazar a un abuelo, que nos conoce desde
siempre, que con sólo su mirada nos cuenta los mejores secretos. Sin duda
quedamos muy asombrados con esta particular especie.
Fideo-Yo-Chelo bajo el Ceibo |
El chelo vs. el ceibo |
Ger vs. el ceibo |
El ceibo |
Por la noche compartiríamos un buen rato de
música, fotos y más música. Un cielo hermoso sin duda, despejado, repleto de
estrellas.
El próximo día esperamos la llegada de Pablo,
el papá de los chicos. Nos pasamos toda la mañana y gran parte de la tarde
jugando al pingpong. Todavía teníamos tiempo libre y nos fuimos a tomar unos
mates al Río Anzu, que se encontraba a 3 cuadras de la casa. Por la tardecita,
llevamos con el Fideo a Jani a sus clases de inglés y nosotros nos quedamos
tomando una cerveza y comiendo una hamburguesa por ahí.
A la vuelta se produciría el esperado encuentro
con Pablo. Toda su casa, sus hijos y lo que ellos nos contaban hacían de él una
persona más que interesante. Y así fue. Demostró serlo, nos enseñó su forma de
comprender la vida, nos contó un poco más de sus creencias y, sin dudas, nos
dio fuerzas para seguir adelante con nuestro objetivo de viaje.
Chelo - Pablo - Jani - Yo - Fideo - Pumba |
Y así fue nuestra experiencia en la selva, con
esta hermosa familia. Sin dudas una de las más ricas hasta hoy. Lugares nuevos,
historias nuevas, comidas nuevas (Yerba luisa, Jamaica, yuca, guayusa, todo de
la exquisita mano de Las, la chica que ayudaba en la casa con los quehaceres)
intercambio de libros y música.
Ahora íbamos hacía la capital de país, por
nuestra revancha, más de un año y medio después.
esee Ger loco te quedo de lujo me gusta como escribes que les vaya de lujo en la travesia es un viaje hermoso el que se estan haciendo los envidio muchachos sigan adelante aca tienen una familia para cuando quieran saludos para el CHELO AMIGOO !!! son unos tipasos gracias por compartir !
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