"Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la
gente. Para mostrar lo que el Hombre hace en contra del Hombre." O. Guayasimín
La llegada a la capital ecuatoriana no fue tan
directa. La chica que nos hospedaría estaba, casi, recién llegada a Quito después
de 8 años de estar viviendo en Rusia y Ucrania, donde había estado realizando
sus estudios. Por lo tanto las indicaciones que nos había dado eran un poquito
vagas. Sólo sabíamos que debimos llegar cerca del viejo aeropuerto. Y tras idas
y venidas, cruzar todo el viejo aeropuerto, preguntar a la gente del lugar,
dimos con la casa donde nos recibiría Gabi y su madre Guadalupe.
Si bien llegamos de tardecita y un poco
cansados, Gabi ya tenía preparada una salida con sus amigos. A tomar unas
cervezas entonces y a bailar un rato en un bolichito de la plaza Foch.
La resaca del día siguiente se superaría
bastante bien, ya que Lupita nos había preparado un desayuno descomunal.
Cargadas las energías estábamos listos para un día largo:
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Subida al teleférico, donde
se podía observar desde, más, arriba a Quito y el volcán Pichincha que daba
nombre a la provincia en que estábamos. (fotos)
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Volcán Pichincha |
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Quito desde arriba |
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Museo de Guayasimín, sin
dudas el museo que más, o el único a decir verdad, me conmovió al día de hoy.
Una obra increíble, un museo de primer nivel, y todo con un contenido
impresionante. Les dejo el Link para que puedan ver un poco.
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Ya por la noche una salida familiar nos aguardaba. Junto a los tíos,
primos y madre de Gabi fuimos al Panecillo.
Un cerro donde se encuentra una escultura de la Virgen del Panecillo (obra en
aluminio más alta del mundo). Allí probamos el canelazo (bebida caliente típica
de Ecuador a base de caña y canela) con una vista nocturna de Quito muy linda.
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Quito nocturno |
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Virgen del Panecillo y nosotros |
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Familia de Gabi y nosotros |
Sabíamos por comentarios que en el cráter de
un volcán dormido habían establecido un pequeño pueblito, con campos, vaquitas
y demás. La verdad es que nos sorprendió bastante este cuento, y allá fuimos. A
visitar el Volcán Pululahua. Sin
dudas algo que no se ve todos los días; no pudimos llegar a comprender del todo
la idiosincrasia de los lugareños.
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Cráter del Volcán Pululahua |
Antes de volver tendríamos nuestra revancha
después de nuestra última visita a Quito. Visitar el punto “exacto” de la mitad
del mundo. Primero entramos en el museo Intiñan
(que significa camino del sol) donde
según nos indicaron pasa justo el paralelo 0°0´00” y además de aprender un poco
sobre la cultura indígena ecuatoriana, nos hicieron una serie de experimentos
que sólo suceden en este lugar. Cómo por ej. Para donde gira el agua en cada
hemisferio y en este lugar? O cuanta fuerza se pierde o porque pesamos algún
kilo menos en este punto del planeta tierra?
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Línea divisoria Norte-Sur |
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Tótems Guardianes
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Saliendo de este museo pasamos a visitar el monumento oficial de la mitad del mundo,
en homenaje a la misión geodésica francesa que en el siglo XVIII llegaba a este
país para determinar la franja equinoccial que divide al planeta en norte y sur.
Este hecho en realidad no era nada nuevo, ya que los indios Quitus ya habían
dado con este punto muchos años atrás.
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Monumento Mitad del Mundo |
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El chelo invadiendo territorio |
Para finalizar, una foto con la escultura de
Néstor, en el edificio de la UNASUR.
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Viva Perón |
Después pasar unos días bien movidos,
cumpliendo correctamente nuestro papel de turistas optamos por pasar un día
tranquilo, recorriendo el Casco
histórico de Quito, que es patrimonio de la humanidad, por el ser el casco
mejor conservado del mundo. Esta vez no tuvimos suerte de cruzarnos con el
presidente. Terminaba nuestro recorrido al atardecer por la zona de la Ronda,
un lugar muy pintoresco y colonial, ideal para tomarse una cerveza (que nunca
encontramos porque los bares estaban cerrados por ser día de semana).
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Quito I |
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Quito II |
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La Ronda I |
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Líneas por La Ronda I |
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La Ronda II |
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Líneas en La Ronda II |
Nuestra estadía en la capital estaba llegando
a su fin. Pero nos quedaba algo pendiente. Atrás en el camino nos habíamos
salteado el Quilotoa. Un volcán
inactivo en cuyo cráter se había formado un espectacular lago de color verde.
Optamos por ir, tomamos varios colectivos para llegar primero a Latacunga
(ciudad que estaría próxima a desaparecer ante la erupción del Cotopaxi),
llegar a Zumbagua y así poder pasar la noche (fría y ventosa) en Quilotoa. Tras
amanecer y desayunar emprendimos el descenso hacia el fondo del cráter, orillas
del lago.
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Amaneciendo en Quilotoa |
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Quilotoa I |
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Quilotoa II |
Una vez abajo y habiendo disfrutado semejante
paisaje, conocimos a Andrea, una chica muy copada que está armando su propio
sitio de turismo y a la cual le garroneamos (con resultado positivo) la vuelta
a Quito en su camioneta.
Último día en Quito, salimos a brindar por
ello con Gabi y sus amigos y con una amiga muy especial que nos habíamos hecho
esa misma tarde en el Parque Metropolitano. Adaluz quien, por esas cosas del
destino, resultó ser compañera de los chicos que nos habían hospedado en Puerto
Napo. Un personaje de otro planeta, con la que nos hubiera encantado compartir
algunas charlas más.
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Última noche quiteña |
Pero como todo, nuestra estadía llegaba a su
fin, nuestro camino debía seguir por lo que una nueva ciudad nos esperaba,
Ibarra.
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